FACU I - Punta del Diablo, Uruguay Painting

Alejandro Antonio Medone Lupiáñez nació en Montevideo el 2 de marzo de l963. A muy temprana edad se sintió completamente atraído por el dibujo. A principios de los años 80 se encontraba estudiando Dibujo publicitario en la Escuela Pedro Figari de UTU y asistiendo al taller del Profesor Montani. Con el transcurso del tiempo, Montani notó que las obras reflejaban un endurecimiento en el trazo debido a la profundización en el estudio de dibujo, lo que a la vez causó a Jorge Páez Vilaró (artista plástico y reconocido publicista). Este último le aconsejó respecto a la dirección que debería seguir para continuar desarrollando su potencial; como consecuencia de ello deja temporalmente la pintura y se dedica al dibujo. Ya diplomado y egresado de la Escuela Pedro Figari (1987) comienza a trabajar en el taller de serigrafía de otro gran maestro, Alexis Vera. Con él establece un vínculo que lo lleva a mantener hasta hoy un estudio dentro del mismo taller serigráfico. Allí, incursiona además en el grabado. Desde sus primeros trabajos se vincula a las artes gráficas, teniendo como comienzo el diseño de portadas de libros, afiches y demás. Gracias al trabajo en la industria gráfica, conoce y se conecta con el multifacético artista Carlos Páez Vilaró. El entusiasmo y la admiración que le generaron la obra y los trabajos de Páez lo lleva, en 1998, a instalar una imprenta en la ciudad de Maldonado. Allí comienza a encargarse de las reproducciones de las obras de éste último, tanto en offset como en serigrafía. En el 2002 comienza a dedicarse también a la fotografía, lo que lo llevó a realizar trabajos en varios países: Estados Unidos, Guatemala, Colombia, Panamá, Chile, China, Francia, Argentina y Uruguay. En 2005 trabaja como fotógrafo para Discovery Channel en Argentina y Uruguay. En el mismo año forma parte del taller de caricaturas del maestro Horacio Guerriero “Hogue”. En el 2012 vuelve a la pintura pero, ésta vez con el uso del acrílico, técnica que utilizó para pintar un retrato de Carlos Páez Vilaró que luego le obsequió con motivo de su cumpleaños. Consecuencia de ello fue que Páez lo alentara a dedicarle más tiempo a la pintura. Si bien sus obras en estos tiempos se ven influenciadas por el trabajo con Páez (toma su paleta de colores y temáticas) continúa esforzándose por encontrar su propio estilo.