En azul Drawing

Atraída desde temprana edad, por la naturaleza, aludo a mi niñez y conexión con la tierra, el barro, hojas y flores ¡Cómo si todo volviera a ser un juego de niños! En el hacer artístico, he experimentado un sinfín de materialidades; papeles, ramas, ceras, hilos, tintes, tierras, telas, madera, entre otras. Mezclando y explorando los diversos resultados. Trabajo hace algún tiempo, con pigmentos naturales, colores de la tierra que fabrico en mi estudio de arte. Desde ahí, traspaso a telas, papeles y otras materialidades, acuarelas artesanales, tintes, gouaches y encaustos. El proceso completo de la actividad artística, desde la recolección de colores y materia prima que busco en los alrededores; piedras, cortezas y desechos que serán transformados en pigmentos y parte de la creación pictórica. Son la obra misma, la vinculación simbiótica de este ejercicio, es lo que plasmo en cada proyecto de arte que emerge en el consciente e inconsciente. Cuando el soporte es tela, utilizo algodones y linos que son reutilizados. No bastan los pinceles, utilizo espátulas y cucharas para agregar pigmentos recién fabricados y diluidos sobre las telas. Luego comienza el trabajo con cera de abeja y pigmentos, haciendo colores en encáustica. Si bien esta técnica se trabaja en soportes rígidos, madera o papeles duros, yo lo hago en telas, porque siento que el tinte fluye por las fibras, y el viento le da vida a este nuevo soporte. Voy pintando con los colores encapsulados, derritiendo con calor, cada color, estos se funden y se conectan, mezclándose y transformándose. Invitando a ser parte de ellos. Cada tela tiene formas de raíces, uniones que van de tela en tela, cómo tomadas de las manos. Si bien, todas funcionan por separado, la unión de la serie completa, es justamente la ramificación, las redes que tenemos bajo nuestros pies, que dan nombre a la exposición Redes Invisibles-El latido del Bosque. Hace un tiempo leí sobre las microrizas, estas ramificaciones que unifican, comunican y dan energía a los árboles, el reino fungi y por cierto a los animales. ¿Por qué no a los humanos? Desde entonces, comencé este viaje a la profundidad de la tierra y la conexión que ocurre bajo nuestro pies, desde mi imaginación, estas redes, se llenan de color y los puntos dorados son la energía que transmutan. Esperando que llegue a nosotros en algún momento. Que seamos parte de la energía y sanación de lo que nos rodea.