El soñador Painting

El soñador / The dreamer Somos aquellos niños del País de nunca Jamás, pero crecimos y fuimos desterrados. Aprendimos que un beso no era un dedal. Perdimos la inocencia, la insensatez necesaria para creer y también un poco de la alegría. Sin embargo ese niño que fuimos sigue acompañándonos y de vez en cuando nos posee su vitalidad. Los niños viven en el presente eterno, los adultos no. Para ellos es fundamental ver, oír, escuchar, oler, palpar, saborear. A través de sus sentidos comprenden el mundo, pero su realidad es maravillosa, va más allá de lo aparente, en ella también habitan la crueldad y las sombras. Está llena de significados y signos ocultos. A través de los juegos cancelan el mundo cotidiano y acceden a una realidad superior. En los cuadros de esta serie los niños juegan o dedican su atención a cosas aparentemente nimias. El juego suspende el tiempo y permite el paso al otro lado del espejo, a ese paraíso al que ahora tenemos prohibida la entrada. A veces comparten los juegos con otros niños, a veces incluso con adultos. Pero los adultos suelen tener un papel más pasivo, muchas veces se limitan a cuidar o acompañar. Para ellos dejarse llevar es infinitamente más complicado. Los niños nos hacen sentir ternura. Nos evocan a nuestros hijos, pero también nos recuerdan a nosotros mismos. Nos hacen sentir nostalgia por ese pasado heroico, por esa forma de sentir tan intensa, y también añoranza de nuestros sueños infantiles de futuro, de lo que no nos ha pasado pero debiera habernos pasado.