Vela Painting

Siempre he tenido una fascinación por el mundo náutico. El mar, el viento, el movimiento. Veo la fragilidad del ser humano sometido a las fuerzas de la naturaleza, el esfuerzo de las personas que navegan, la constancia y la perseverancia para obtener el control de las oscuras fuerzas del océano. Es el reflejo de nuestra lucha por la vida. Comencé a pintar en torno a esta propuesta hace 20 años. Entonces me fasciné de lo que hacía porque era una metáfora de todo lo que fluye, así como la vida, un correr constante de energía, un impulso. ¡Qué mejor que sacar eso desde el interior de uno mismo! El mar es lo agitado, una forma de mostrar las corrientes de la vida, sus pruebas. Estas olas nos están constantemente bombardeando y hay que aferrarse a algo. Para mí ese algo son los mástiles, la vela, aquello que nos da estabilidad. El barco es para mí una casa y el viento es lo que nos sopla al oído la conexión con nuestra propia espiritualidad. Trabajo mucho desde la intuición. Me sorprendo con las cosas de la vida y con los pequeños detalles, el comportamiento azaroso de la pintura. Tengo miles de fotos, pero ya tengo todo grabado en la retina. Conozco los mástiles, las cuerdas, el agua. También he explorado la figura humana, las flores, los retratos, pero es el mar lo que me entrega una paz profunda. No hay ideas predeterminadas, generalmente trabajo de manera muy visceral. A veces defino previamente la paleta que quiero usar, pero finalmente todo se ve sobre la marcha. Voy probando con distintas materias; acrílico, polvos de oro, pigmentos, madera. Uso una paleta fuerte, el azul, el turquesa, los colores alegres y fuertes. Me fascinan los grandes formatos. Persigo lo gestual, trabajar con el cuerpo, moverme de un lado para otro de la tela, involucrarme cien por ciento con ella. Mi trabajo es apasionado, intento transmitir esa energía, esa fuerza, la fragilidad del ser humano mostrada a través del agua. Disfruto caminar por la arena, sacar fotos, mirar el mar. Guardar ese registro es una sensación que me fascina. Siento que el mar transmite energía y armonía, me renueva. La gente se vincula con mis pinturas, pienso que se genera una verdadera conexión con quien se enfrenta a ellas, se sienten dentro y eso les permite interpretarlas de forma personal, siempre distinta para cada uno. Me alegra que disfruten mi trabajo, saber que puedo provocar emociones en las personas. Me encanta lo que hago, me encierro en mi taller porque siento que es cuando más me conecto conmigo misma. Ahí puedo pasar horas de horas. Ahí soy feliz.